13/3/14

Oferta. Bufandas 5€

No me acuerdo en qué partido estrené mi bufanda del Rayo. De lo que si me acuerdo es de como la compré, tengo alguna más, pero a esta le tengo especial cariño.

La bufanda, mi bufanda, la compré en un puesto de la Albufera, supongo que de los de toda la vida. En éste atendía una mujer mayor y ese día había colgado un cartel que decía algo así como; “oferta bufandas cinco euros”. Hablando con la mujer, nos contó que el negocio iba mal, que dejaría de venir a Vallecas. Llevaba viniendo muchos años y nos aseguró que le daba mucha pena dejar de hacerlo, pero había que tirar para delante. Había que cambiar de aires y eso llevaba su puesto a Getafe.

La bufanda que le compré a aquella mujer con los años estéticamente me ha ido gustando cada vez menos. Ahora se hacen cosas más bonitas. Sobre todo, no me acaba de gustar porque en su escudo sólo aparecen tres letras. Pero es mi bufanda, aquella que seguramente se mojó con la cerveza que le subimos a Piti al autobús el día del ascenso a Segunda. La que llevaba cuando me hice la foto con Michel cuando subimos a Primera, el único futbolista con el que tengo una foto. Ese mismo día que, con unas cervezas de más, hablé con Presa en la Asamblea y me dijo que había que subir los abonos porque vería a Messi a un metro. La que me ha acompañado, entre otros campos, al Helmántico, a donde no volverá. Incluso, ha servido a veces para taparme la cabeza de manera un tanto ridícula esas mañanas en el que el sol te pega de frente a las doce. La llevaba el día del tamudazo, seguramente la única vez que me he fundido en un abrazo con alguien que no conocía.

Esa es mi bufanda, probablemente sea fea y habría que cambiarle algunas letras, pero me seguirá acompañando. Entenderéis que le tenga cariño, ¿no?


18/8/11

"No convirtáis en un mercado la casa de mi Padre".


Ayer por la tarde me pasé por la manifestación convocada en contra de la financiación pública de las Jornadas Mundiales de la Juventud Católica (JMJc) en Madrid. La verdad es que no iba del todo convencido porque me intuía en lo que podía desembocar la cosa, pero creía en la necesidad de ir porque creo que hay que avanzar hacia el laicismo, algo que por desgracia en este país costará mucho.

Para empezar diré que el recorrido autorizado fue del todo insuficiente. Dándose la paradoja que, al tratarse de un recorrido en círculo, la cabecera de la manifestación concluyó el recorrido cuando aun había gente que no lo había iniciado. Pero bueno, dejemos de lado este caos y hablemos de lo que quería hablar.

Personalmente no me importa demasiado que se esté celebrando la JMJc en Madrid. Creo que una organización sea del tipo que sea debería tener todo el derecho a solicitar “ocupar” las calles siempre que sea con unos objetivos dignos. Cierto es, que algunos de los principios que defiende la Iglesia quizás no lo sean del todo, pero ese es otro tema. Lo que no debería tener ninguna organización son privilegios respecto a otras y en este caso la JMJc si que los ha tenido. Se les han cedido sin mayores problemas edificios públicos y espacios dentro de la ciudad que nunca les serían autorizados para su uso a ninguna otra organización por tanto tiempo.

Si como decía más arriba, queremos avanzar hacia el laicismo tenemos que normalizar estos actos. Es decir, si la Iglesia decide, en contra de todos sus principios morales; gastar unos cuantos millones de euros en la organización de un evento megalómano que los gaste. Eso sí, de su propio bolsillo y sin ninguna financiación pública a excepción del dispositivo de seguridad necesario. Esto nos debería importar más bien poco y allá ellos y ellas con sus problemas morales. Aunque dudo que los tengan.

Volviendo al principio; de lo que pasó ayer en la manifestación poco que decir. Me cabreó bastante que por parte de cierta gente ya fuesen católicos y manifestantes se buscara innecesariamente una confrontación que nunca debió haber. El respeto en estas ocasiones me parece algo fundamental. Ni yo le tengo que decir a una joven católica que se meta su rosario en los ovarios; ni ella me tiene que decir que rece todas las mañanas a un resucitado que fue concebido por obra y gracia del espíritu santo. De la actuación de la policía mejor no hablar, fue lo mismo de siempre.

Quiero concluir diciendo que he querido dejar de lado mi opinión sobre la Iglesia en sí, que quizás sea diferente a lo que opino de la JMMc. Y nada más dejemos hablar a un tal Juan:

"Y encontró en el templo a los vendedores de bueyes, ovejas y palomas, y a los cambistas sentados; y, haciendo un azote de cordeles, los echó a todos del templo, ovejas y bueyes; y a los cambistas les esparció las monedas y les volcó las mesas; y a los que vendían palomas les dijo:
- Quitad esto de aquí: no convirtáis en un mercado la casa de mi Padre."
Juan 2,14-16



16/6/11

Que sigan diciendo que llueve...


Me prometí a mí mismo no escribir nada relacionado con el 15M, porque tenía la firma convicción de que mis vivencias de estos días y los que quedan, deberían quedarse para mí. Pero bueno, hoy una vez más ciertos tertulianos me han tocado la moral, así que vamos...

Resulta que ayer unos cuantos políticos se llevaron unos cuantos insultos mientras otros tenían que acudir a ocupar su escaño en helicóptero o furgón policial.

Cabría recordar que estos mismos políticos no le han hecho el más mínimo caso a lo que ha pasado en la calle durante más de un mes. O bueno, al menos yo no les he odio decir nada relativo a la banca, o sobre dotar a la ciudadanía de más participación política, o cómo se van a poner a trabajar en medidas que reduzcan el paro y la precariedad laboral de verdad... Nada.

Sin embargo sí que han sido muy rápidos en apelar a la libertad democrática en cuanto unas cuantas personas les han ido a decir unas cuantas verdades (e insultos) a la cara. Las verdades supongo que a veces duelen, sobre todo si te crees la gran mentira que te has montado y en la que vives inmerso desde hace mucho tiempo para solo despertarte un poco cada cuatro años.

El otro día en una de esas locas Asambleas escuché decir que los políticos deberían igualarse su sueldo con el salario mínimo interprofesional; 641€ al mes. Como también se ha dicho por ahí, que cobrar eso sea legal, sí que es violencia.

Dicho todo esto defenderé siempre la acción directa no violenta como forma de reivindicación. Pero, ¿llamar ladrón a un político es ser violento?


 http://vocesconfutura.tumblr.com/

24/5/11

Recordando Ljubljana.

Llevaba tiempo sin escribir por aquí y es que entre unas cosas y otras no he tenido mucho tiempo. Lo importante ahora es que tengo por contar un viaje que hice hace ya más de un mes por Eslovenia para visitar a un amigo, así que haya voy con ello. Empezaré con Ljubljana y luego ya veré como me las apaño para dividir el resto de zonas que visité.

El caso, a Ljubljana llegamos desde Venecia. Para ello cogimos el tren nocturno que nos salió por 25€. El aburrimiento nos llegó más o menos pronto y como teníamos que aguantar por allí cuatro horas sin dormirnos decidimos que lo mejor era irnos al vagón-restaurante y bebernos allí unas cervezas. Nuestra sorpresa fue bastante grande cuando nos dimos cuenta de que todo era bastante barato y que incluso cenar allí nos hubiese salido bastante bien de precio.



A la mañana siguiente nos fuimos a dar una vuelta por el centro y subimos al castillo donde pagamos 2€ por subir a la torre, lo que merece bastante la pena en especial por las vistas. Con ello nos acabamos de dar cuenta de las dimensiones de la ciudad. Ljubljana, es una ciudad bastante pequeña en comparación a lo que solemos estar acostumbrados cuando vamos a visitar otras capitales europeas. Quizá precisamente sea eso lo que le da el encanto que tiene y es que lo de poder ir andando a todas las zonas de interés de la ciudad no puedes hacerlo en todos lados. Además, en sus alrededores cercanos casi todo lo que se ve es verde o montañas en consonancia a lo que también es el resto de el país.

Presernov trg
 La pequeña plaza principal de la ciudad.

Una de las cosas que más me gustó de la ciudad fueron los márgenes del río Ljubljanica, por el que puedes pasear, tomar algo en las terrazas o simplemente sentarte a pasar el rato. Precisamente, una de las tardes la dedicamos a recorrer el río hacia abajo lo que nos permitió conocer distintos barrios de la ciudad y ver como los edificios iban cambiando desde la zona central hacia las zonas más obreras de la ciudad con grandes edificios, muchos de ellos están ocupados actualmente por bosnios que llegan a Eslovenia en busca de trabajo.

 Márgenes del río. Arriba se ve la torre del castillo.

Entre los museos de la ciudad visitamos dos; la Galería Nacional y el Museo del Ferrocarril.
La Galería Nacional (5€) donde se pueden ver pinturas de diferentes autores eslovenos y europeos. De ello quizás sólo merezca la pena la primera parte, la segunda me pareció bastante aburrida y además, como es de esperar, no cuenta con obras importantes.
El Museo del Ferrocarril (1,50€), aquí echamos una mañana bastante entretenidos. No es que sea un gran museo pero tiene bastantes curiosidades que, al menos para mí, te de la impresión de que no has tirado el dinero de la entrada, como suele pasar en otros museos de este estilo.

Bicicleta para ir por los raíles del tren.
Museo del Ferrocarril.

Además de la cultura “oficial” la ciudad cuenta con Metelkova, una antigua zona de barracones yugoslavos que tras el proceso de independencia fueron okupados por jóvenes eslovenos. Hoy la zona sobrevive, pero los edificios han sido cedidos por el Ayuntamiento que también subvenciona muchas de las actividades que allí se hacen.  Actualmente los barracones sirven sobre todo como talleres artísticos y zonas para realizar exposiciones aunque también hay un hostel, no muy barato, por cierto.

 Uno de los barracones de Metelkova.
Creo que era una sala de exposiciones.

Para terminar respecto a la comida probé los burek en su versión de comida rápida. Me gustaron mucho menos que cuando los comí en Sarajevo. Estaban mucho más grasientos y bastante menos ricos, pero fueron una alternativa buenísima para comer rápido, barato y poder escapar de las típicas pizzas, hamburguesas y kebabs.

7/4/11

La generación Sin.


Resulta que uno no disfrutó mucho de los “felices 2000”. Durante esos años de especulación inmobiliaria y bursátil andaba uno sacándose una carrera universitaria. Una de esas que ya al entrar te dicen que vas a ir derecho al paro. Pero claro, eran los “felices 2000” y uno pensaba que lo de acabar en el paro estaba algo complicado. Al fin y al cabo tus amigos que no estaban estudiando estaban trabajando. Así que pensabas que tú cuando terminases la carrera también podrías trabajar con uno de esos contratos precarios que te hiciese la ETT de turno y luego, ya verías que hacías con tu vida.

Pero se acabó la especulación. La tasa de desempleo juvenil es del 40%. Ahora muchos jóvenes no sólo seguimos sin poder salir de la casa de nuestros padres. Ahora, los mismos que hicieron que no pudiéramos irnos de casa han conseguido que cuatro de cada diez jóvenes nos sea imposible encontrar trabajo y por tanto dependamos para casi todo de nuestros padres. De esos padres que se dejaron parte de su sueldo para que durante cinco años su hijo o su hija pudiesen dedicarse solo a estudiar. Muchos de ellos durante su juventud no tuvieron esa oportunidad y quisieron dársela a sus hijos en un gesto que les honra. Pero ahora resulta que de poco les sirvió ya que les dicen que serán la primera generación en vivir mejor que sus hijos.

Con todos nosotros han jugado, con nuestras ilusiones de adolescentes. Las ilusiones de una juventud que salió a la calle contra la Guerra de Irak, pidiendo responsabilidades por la catástrofe del Prestige, reclamando una vivienda digna, contra los bombardeos del ejercito israelí, reclamando espacios propios en las ciudades, a favor una educación pública y de calidad...
...esa misma juventud hoy volverá a salir a la calle y esa misma juventud cada vez tiene menos miedo.


24/3/11

Recordando Беoград (Belgrado).


La primera sensación que tienes al llegar a Belgrado (por cierto, que bien me ha quedado el cirílico) es que no va a ser una ciudad muy acogedora. Tanto la estación de tren como la estación central de autobuses, que están juntas, tienen un aire bastante decadente. Según vas subiendo hacia el centro de la ciudad la cosa, como por otra parte es lógico, va mejorando.

A Belgrado llegamos a las 7.00 de la mañana y tras cambiar moneda, dejamos los macutos en la consigna de la estación, ya que no era nada caro y así podíamos buscar alojamiento sin ellos que quizás sea lo más engorroso del viaje. Fue la primera vez que el primer sitio que vimos no nos gustó y decidimos mirar una segunda opción y la verdad es que acertamos. Nos alojamos en el Hostel 360º, que ocupa las dos últimas plantas de un edificio en la calle Knez Mihajlova. Una calle peatonal llena de comercios, terrazas y que además cuenta con la sede de algunos institutos de idiomas extranjeros como el Cervantes. El Hostel era casi nuevo, tenías taquilla individual con llave, ordenador con conexión a internet gratuita, cocina, café gratis, una pequeña terraza, juegos de mesa, zonas comunes, etc. En resumen es el típico hostel al que parece ser que nos gusta ir ahora a los jóvenes. El precio fue de 17€ por una habitación de cinco personas, aunque nos aseguró que íbamos a estar los dos solos y así fue.

 Puesta de sol desde Kalemegdan.

La visita a la ciudad no fue muy complicada, aunque tampoco nos dio tiempo a ver demasiado. El primer día, después de la siesta de rigor para reponernos de la noche en tren, visitamos la antigua fortaleza de Kalemegdan, que está al final de la calle donde nos alojamos. Actualmente la fortaleza es un parque, pero sigue albergando una especie de museo militar en el que se pueden ver tanques, material anti-aéreo y cosas así. Lo que más impresiona del parque son las vistas, especialmente al atardecer ya que se ve caer el sol sobre las confluencias del Sava y el Danubio, lo que deja una bonita foto de postal.

Por la noche fuimos a cenar y a tomar algo a la zona de Skadarlija que es la definida como zona bohemia de la ciudad. En realidad es una calle con bastantes restaurantes y algún que otro pub. La gracia reside en que la mayoría de los restaurantes tienen bandas en directo que supongo que interpretarán canciones populares serbias, porque la mayoría de la gente las tarareaba junto a los músicos. Cenar en uno de estos restaurantes además, es bastante barato. Por una parrillada de carne y dos cervezas pagamos 19€. Más tarde intentamos conocer la fiesta de Belgrado, que por lo visto es una de las más animadas de Europa, pero como no encontrábamos la zona o la encontramos y estaba bastante vacía decidimos que era mejor volver a subir hacia Skadarlija, donde nos tomamos unos cócteles hablando con un camarero de deporte; fútbol, baloncesto y extrañamente, waterpolo.

Antiguo Mº de Defensa bombardeado por la OTAN.

A la mañana siguiente visitamos el templo de San Sava. Es el templo ortodoxo más grande de Europa y aunque se comenzó a construir en 1935 aun no se ha terminado ya que se financia a través de donaciones. Era la primera vez que entraba en un templo ortodoxo, por lo que lógicamente me impresionó bastante además de por lo grande que es el edificio en sí también por las diferencias en la iconografía y culto frente al catolicismo. Desde allí fuimos dando un paseo de nuevo hacia el centro por una de las principales calles comerciales, llegamos a la Plaza de la República y decidimos que lo mejor era comer tranquilamente y tomarnos el resto del día de relax ya que las cosas que nos quedaban por ver estaban bastante lejos.

 Templo de San Sava y a la derecha, la Biblioteca Nacional.

Así que echamos el resto de la tarde entre un parque, un cibercafé y haciendo la compra de la cena de ese día y el desayuno del día siguiente... así pasaron las horas hasta nuestro siguiente destino; Sofía.

12/3/11

Recordando Sarajevo.


A Sarajevo llegamos desde Mostar ya de noche. Nada más salir de la estación empezamos a escuchar los cantos de llamada a la oración desde los minaretes de las mezquitas, lo que a mí me impacto mucho, ya que era la segunda ciudad donde escuchaba algo así. Las otras veces había sido en Granada y claro está, no tenía ni punto de comparación.

Desde la estación cogimos un tranvía hasta la ciudad vieja ya que habíamos mirado que allí nos sería sencillo encontrar alojamiento y así fue. En la plaza de Baščaršija hay una oficina desde la que te distribuyen por diferentes tipos de alojamientos en la ciudad según la calidad precio que quieras. Cuando llegamos tan sólo quedaban camas en una especie de barracones en los que había un solo baño y una ducha para veinticuatro personas. Eso sí, el precio estaba bastante bien ya que pagamos 10€ por persona con desayuno, que consistió en pan con mantequilla y mermelada y un rico té.

 Una de las calles de la ciudad vieja.

Esa misma noche fuimos a dar un paseo por la ciudad vieja y nos dimos cuenta que habíamos coincidido con el festival de cine, por lo que muchos de los pubs que allí había tenían bastante ambiente, aunque igual demasiado cool para nosotros. Así que decidimos que igual era mejor dormir y el día siguiente visitar la ciudad con más calma de día, que siempre es totalmente diferente.

A la mañana siguiente un nuevo paseo por la ciudad. Aunque suene a tópico es impresionante la diferencia religiosa que se da en la ciudad; mezquitas e iglesias de diferentes cultos cristianos aparecen mezcladas aparentemente y hoy en día, sin demasiado problema. Además merece la pena pasear por la orilla del rio, "sobre el cual" comenzó una Guerra Mundial. Y no podía faltar la norma occidental; nada más terminar lo que es la parte vieja comienza una zona comercial en la que están presentes las tiendas que puedes encontrar en cualquier lugar del mundo.

Plaza de Baščaršija

Por la tarde, contratamos un tour turístico por los lugares de la guerra a través del mismo hostel. El precio fue de 12€ por persona y nos llevaron entre otros lugares al túnel de Sarajevo, que se utilizó como paso de suministros y personas para romper el sitio de la ciudad durante la guerra. A pesar de que ahora se ha convertido en un lugar turístico más, todas las señales que quedan de metralla y el mismo túnel, hacen que llegues a ser sólo un poco consciente de lo que debió significar la guerra. De cómo gente que vivía hasta ese momento como nosotros lo hacemos ahora debió vivir, sobrevivir, a la brutalidad que significan las guerras.

 Uno de los muchos edificios de viviendas que aun quedan con impactos.

Cambiando de tema, no quiero dejar de recordar lo siguiente. Anocheciendo nuevamente nos dirigimos a la estación de nuevo en tranvía. Como no teníamos dinero bosnio y ya íbamos a dejar el país intentamos pagar en el tranvía en euros. El conductor no nos dejó pagar pero tampoco nos indicó de ningún modo que debíamos bajarnos. En la siguiente parada se subió un revisor que evidentemente nos pidió los billetes. Poco a poco se fueron subiendo más al tranvía hasta que, cuando llegamos a la estación eran ya cinco. No sé que nos dirían pero la gente del tranvía se empezó a cabrear con ellos, incluso una mujer nos picó con su billete, por lo que les hicieron bajarse a todos y cuando sólo quedábamos nosotros dentro me pasaron por teléfono con una persona que hablaba inglés y me explicó que debíamos pagar una multa. Ante el miedo de poder perder el tren la pagamos en euros (50€ por cuatro personas) y abandonamos Bosnia rumbo a Serbia.

 Unos burek con su correspondiente cervecita.

Por último hablar un poco de la comida y es que aquí probamos los burek, a mí personalmente me encantó. Constan de una especie de pasta rellena que en el lugar donde lo comimos nosotros estaban rellenos de carne, queso o espinacas. Respecto a los precios no anoté mucho, pero decir por ejemplo que; cinco capuchinos, una cerveza y una shisha no salió por 17 MK, que al cambio son unos 8,50€.