18/8/11

"No convirtáis en un mercado la casa de mi Padre".


Ayer por la tarde me pasé por la manifestación convocada en contra de la financiación pública de las Jornadas Mundiales de la Juventud Católica (JMJc) en Madrid. La verdad es que no iba del todo convencido porque me intuía en lo que podía desembocar la cosa, pero creía en la necesidad de ir porque creo que hay que avanzar hacia el laicismo, algo que por desgracia en este país costará mucho.

Para empezar diré que el recorrido autorizado fue del todo insuficiente. Dándose la paradoja que, al tratarse de un recorrido en círculo, la cabecera de la manifestación concluyó el recorrido cuando aun había gente que no lo había iniciado. Pero bueno, dejemos de lado este caos y hablemos de lo que quería hablar.

Personalmente no me importa demasiado que se esté celebrando la JMJc en Madrid. Creo que una organización sea del tipo que sea debería tener todo el derecho a solicitar “ocupar” las calles siempre que sea con unos objetivos dignos. Cierto es, que algunos de los principios que defiende la Iglesia quizás no lo sean del todo, pero ese es otro tema. Lo que no debería tener ninguna organización son privilegios respecto a otras y en este caso la JMJc si que los ha tenido. Se les han cedido sin mayores problemas edificios públicos y espacios dentro de la ciudad que nunca les serían autorizados para su uso a ninguna otra organización por tanto tiempo.

Si como decía más arriba, queremos avanzar hacia el laicismo tenemos que normalizar estos actos. Es decir, si la Iglesia decide, en contra de todos sus principios morales; gastar unos cuantos millones de euros en la organización de un evento megalómano que los gaste. Eso sí, de su propio bolsillo y sin ninguna financiación pública a excepción del dispositivo de seguridad necesario. Esto nos debería importar más bien poco y allá ellos y ellas con sus problemas morales. Aunque dudo que los tengan.

Volviendo al principio; de lo que pasó ayer en la manifestación poco que decir. Me cabreó bastante que por parte de cierta gente ya fuesen católicos y manifestantes se buscara innecesariamente una confrontación que nunca debió haber. El respeto en estas ocasiones me parece algo fundamental. Ni yo le tengo que decir a una joven católica que se meta su rosario en los ovarios; ni ella me tiene que decir que rece todas las mañanas a un resucitado que fue concebido por obra y gracia del espíritu santo. De la actuación de la policía mejor no hablar, fue lo mismo de siempre.

Quiero concluir diciendo que he querido dejar de lado mi opinión sobre la Iglesia en sí, que quizás sea diferente a lo que opino de la JMMc. Y nada más dejemos hablar a un tal Juan:

"Y encontró en el templo a los vendedores de bueyes, ovejas y palomas, y a los cambistas sentados; y, haciendo un azote de cordeles, los echó a todos del templo, ovejas y bueyes; y a los cambistas les esparció las monedas y les volcó las mesas; y a los que vendían palomas les dijo:
- Quitad esto de aquí: no convirtáis en un mercado la casa de mi Padre."
Juan 2,14-16