El autobús que cogimos en Dubrovnik a las 8 de la mañana nos dejó en Mostar sobre las 11.30. Nada más llegar nos ofrecieron algunas habitaciones para dormir, pero nuestra idea este día era ir estar unas pocas horas en Mostar y salir ese mismo día hacia Sarajevo. Así que nos fuimos a la estación de tren que está justo al lado de la de autobuses y nos dijeron que solo hay dos trenes hacia Sarajevo, uno por la mañana y otro a las 18.40. Así que nada, dejamos los macutos en la consigna intentamos orientarnos un poco con un mapa que había en la estación y nos dirigimos hacia el río.
Uno de los muchos edificios en ruinas.
La ciudad impresiona muchísimo. Hay muchos edificios en ruinas o llenos de impactos de bala o metralla. Creo que aun así nunca llegas a ser consciente del todo que allí hace apenas 15 años habían vivido una guerra. Además hay algunas cosas que hacen que te evadas de ello; tiendas de suvenires, cafeterías, restaurantes, turistas, etc.
Quizás lo que más impresione ver, por lo mediático que fue, es el puente que pasa sobre el río Neretva y que según puedes leer en cualquier sitio es considerado “un símbolo de la sociedad multiétnica de bosnia”. No sé muy bien si será un símbolo para los bosnios o no, nadie de allí me lo dijo, el caso es que ahora ha recuperado parte del folklore de la ciudad ya que muchos autóctonos (para conseguir unas monedas) y turistas se tiran desde él.
El famoso puente y el río Neretva.
Después de comer también nos acercamos a la Plaza de España de la ciudad. En ella se ha construido un centro cultural que hace también las veces de instituto y un monumento a los militares españoles que allí murieron.
En cuanto a comer o tomarte algo allí la ciudad es baratísima. Para comer nos compramos unos ćevapčići por 6 MK y tras acabar nuestra visita esperamos al tren en una cafetería, en donde un café bastante rico nos costó 1,25MK. Un Marco Convertible eran 1,90€. Aunque, si pagas en euros algo que puedes hacerlo casi todos los sitios te redondearán el cálculo a 2€.
Este cártel, como es lógico, me llamó mucho la atención.
Por último diré que el trayecto en tren hasta Sarajevo nos tocó ir sentados en un pasillo pero las vistas que tienes desde el tren son impresionantes, quizás este fuera el trayecto en tren que más me gustó del viaje.
Una de las vistas desde el tren hacia Sarajevo.
La carretera, que une también ambas ciudades, discurre casi todo el rato paralela a las vías.
PD: En Mostar conocimos a unas chicas navarras que nos acompañaron en parte del resto del viaje. Hasta ahora no había contado nada de la gente que fuimos conociendo a lo largo del viaje y no creo que lo vuelva a hacer, pero creo que esta vez era necesario.
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